Si no hubiese sido por mi necesidad, no sabría lo que es pedirte...
Si no hubieses permitido la enfermedad, no conocería la sanidad...
Si no hubiese sido por la preocupación, no sabría lo que es confiar en Ti…
Si no hubieses permitido la pobreza, no sabría lo que es tu provisión…
Si no hubiese sido por la ofensa, no sabría lo que es perdonar…
Si no hubieses permitido el dolor, no conocería tu consuelo…
Si no hubiese sido por la angustia, no sabría lo que es tu paz.
Si no hubieses permitido el aguijón, no conocería la suficiencia de tu gracia…
Si no hubiese sido por el desacuerdo, no sabría lo que es someterme…
Si no hubieses permitido el obstáculo, no conocería tu solución…
Si no hubiese sido por el aprieto de mucha gente, no sabría lo que es apartarme contigo a descansar un poco…
Sin no hubiese sido por la montaña, no habría aprendido a vivir en las alturas…
Si no hubiese sido por llorar sobre tu hombro, no sabría lo que es tu mano enjugando las lágrimas…
Si no hubieses permitido las dificultades, no conocería la fe en tus promesas…
Si no hubiese sido por la imposibilidad, no sabría lo que es descansar en Ti…
Sin mi debilidad, no habría aprendido a vivir en tu poder…
Si no hubieses permitido la muerte, no sabría lo que es la vida eterna…
Sin la oscuridad, no habría aprendido a vivir por fe…
Sin la soledad no hay intimidad contigo…
Sin mi ignorancia, no habría aprendido a buscar tu sabiduría.
Si no hubiese sido por el desierto, no sabría lo que son tus manantiales…
Sin tus demoras, no habría aprendido a esperar en Ti.
Sin las pruebas, no habría aprendido a soportar con paciencia…
Sin perdición, no hay salvación…
¿Quién como Tú? Si no hubiese pasado todo esto, no te tendría como te tengo ahora…
Así que, ¡Gloria a Ti por todo!
Anónimo
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