Cada día es diferente a otros. Cada momento es irrepetible. Puedes visitar el mismo lugar varias veces, pero el tiempo siempre va a ser diferente, nunca se va a repetir el viaje en la misma estación del año, o en la misma fecha, y cada vez el destino se encarga de hacer de esa visita un momento inolvidable. La circunstancias de lo vivido, ya es cosa del pasado... Muchas veces quisiéramos cambiarlas si han sido nefastas, pero de cada mala experiencia puedes sacar valiosas lecciones.
¿Cómo podríamos cambiar el tiempo? pero eso es imposible, también quisiéramos detener el reloj en un momento grato, placentero donde nuestros sentimientos se desbocan de nuestro corazón, entonces que no queremos que el tiempo avance, sino que ese momento sea eterno para nuestras vidas. Como seres humanos, mortales, naturales que somos, no nos gustan las experiencias dolorosas, y nos negamos a aceptar los golpes que la vida nos brinda para enseñarnos que cometemos errores, descuidamos el amor, o simplemente nos cuesta decir "Te amo", "Lo lamento", "Perdóname por descuidarte", "No volverá a ocurrir", "Ayúdame, sola no puedo"...
Son palabras claves en una relación, ya sea, de pareja o filial. ¿Por qué no bajar la guardia cuando nos hieren? ¿Por qué no callar hasta que pase la tempestad?, ¿Por qué nos cuesta reconocer que cometemos errores? Bueno los años, la experiencia de vida nos da la sabiduría para llegar a ésta reflexión y comprobar que no fuimos correctos con el otro.
Si hubiésemos reconocido esto antes, ¡cuántos malos ratos nos hubiésemos evitado!, pero la vida es así lo importante es levantarse y volver la vista al frente, siempre hay un presente que nos conduce a un mañana.
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