Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde decidieron refrescarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.
Intrigado, el amigo preguntó:
¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena
y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió: Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, debemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo... Amigo, amiga, amigos... Grabemos en nuestros corazones nuestros mejores momentos. |
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