lunes, 10 de febrero de 2014

Qué fortuna tan grande tienes y ni siquiera te has dado cuenta.



Una vez El Señor se convirtió en un mendigo..., y al llegar a un pueblo fue con el zapatero, ya que sus sandalias estaban rotas y le dijo: 

- Hijo, por favor podrías arreglarme mis sandalias, ya que no tengo dinero para comprarme otras. 

Y el zapatero le respondió: 
- Ya estoy cansado de que todos vengan a pedir y nadie venga a dar. Y El Señor (aún en forma de mendigo) le contesto: 

- Si quieres...., Yo te puedo dar lo que tú necesitas para ser feliz..... 

Pero el zapatero contestó: 
- TU me podrías dar el millón de dolares que necesito para ser feliz....???? 

Entonces El Señor le dijo: 
- Yo te puedo dar diez veces eso, pero a cambio de tus piernas...... 

Y el zapatero respondió: 
- Y yo para que quiero 10 millones de dólares si no voy a poder caminar, no podré bailar ni montar bicicleta, tendría que usar una silla de ruedas. Ya no podré salir como antes con mi esposa y con mis hijos a pasear. 

Y El Señor le dijo: 
- Bueno, entonces te doy cien millones de dólares a cambio de tus manos.... 

Pero el zapatero contestó: 
- Y de qué me servirían los cien millones de dólares, si ni siquiera voy a poder comer solo, necesitaré de alguien que me alimente y que me vista..., ¡no podré hacer mis necesidades más íntimas solo! y ya no podré acariciar a mi familia..... 

Entonces, El Señor le dijo: 
- Bueno, te doy mil millones de dólares a cambio de tus ojos... 

A lo que el zapatero repuso: 
- Y para qué querría yo mil millones de dólares, si ni siquiera voy a poder andar solo..., necesitaría depender de alguien que me guiara; además ya no vería a mis hijos crecer, ni vería más atardeceres...... 


Entonces, El Señor le dijo: 
- ¡ay hijo..., hijo !. Qué fortuna tan grande tienes y ni siquiera te has dado cuenta. 

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